domingo, 2 de septiembre de 2007

Las puertas hacia ti



Hace ya seis meses desde el accidente y noche tras noche me despierto viendo su rostro mirándome desde el suelo, con la cara ensangrentada, mientras, yo inmóvil, permanezco a su lado, intentando alcanzarla, y sin poder articular palabra.
Hoy es otra de esas noches en las que abro los ojos sobresaltado, la vuelvo a ver en sueños, vuelvo a sentir su tacto y vuelve a envolverme su perfume.
Miro la habitación y no veo nada más que oscuridad, antes estaba llena de vida, de alegría, después solo quedaron los recuerdos, y ahora nada.
Ya no queda ni ese olor que la impregnaba, ni el bello rostro que había en los cuadros que la vestían, la habitación esta llena de Nada.
Camino hacia el cuarto de baño, siento que no estoy solo, me lavo la cara para ver si así me despejo un poco, al alzar la vista hacia el espejo, la veo, esta justo detrás de mi, pero no me atrevo a darme la vuelta, es imposible que esté, ella no puede estar ahí, vuelvo a mirar y veo las cicatrices que me dejó esa fatal noche, la noche en la que se acabó mi vida.
Salgo de casa, creo verla en todas partes, vuelvo a sentir su olor, me giro para ver si la distingo entre la multitud, pero no está.
Una vez mas vuelvo a casa, a esa habitación vacía, me tumbo en la cama pensando en ella, en que nunca volverá, en que esta MUERTA, miro en mis muñecas la forma de volver a verla, acabo de abrir las puertas que me llevaran a su lado, poco a poco me siento mas relajado, el contacto de mi cuerpo con la sangre caliente hace que me adormezca, cierro los ojos y vuelve la oscuridad, pero esta vez no tengo miedo, pues esta será la ultima vez que la sienta.
Esperaba abrir los ojos, y tener la sensación de que todo ha vuelto a la normalidad, escuchar su voz, su dulce voz, justo a mi lado, sentir su tacto, girarme y verla junto a mi, poder verla, tocarla y sentirla. Y así besarla y abrazarla fuertemente, para que nunca más se separase de mí.
Pero no siento nada, no veo nada, no oigo nada. Estoy muerto.